domingo, 30 de noviembre de 2008

Dos de copas

Domingo aciago. En realidad el trabajo me abruma, pero siempre encuentro el tiempo de escribir unas lineas, de imaginar lo que estara haciendo la gente que estimo y de no hacer nada. Hace semanas que pienso en algo que me ocurrio exactamente el dia que regresé de Sevilla, después del Chilangoandaluz 2008. Sali de casa de Appu a mediodia para ir a dar un ultimo paseo por el centro de la ciudad de Sevilla antes de ir a tomar mi avion. Llegué hasta la esquina del Archivo de Indias y miré el tema de la exposicion en turno. Dudé y miré a la catedral. Quiza era tiempo de pasar a visitar por fin la malhabida tumba de Cristobal Colon. Caminé hasta la puerta de acceso pero el precio del boleto me hizo arrepentirme, por tercera vez consecutiva en tres años. Decidi mejor ir a buscar una cervecita con unas tapas y me dirigi hacia los bares cercanos a La Giralda rodeando por atras el edificio. Entre los pilotes de la acera una pareja se acercaba en mi direccion tomada de la mano. El tipo era de un aspecto bastante comun y la chica llevaba una sudadera con gorro que, extrañamente, llevaba cubriéndole la cabeza a pesar del calido mediodia sevillano. Miré un poco mas, como por curiosidad y me impresiono el rostro que vi. La belleza de esta muchacha era perturbadora. En todas las ciudades donde he estado puedo decir que nunca habia visto un rostro asi. Un calosfrio me sacudio. Mi consciencia se nublo, mi mirada se perdio en esas extraordinarias facciones. Apenas la miré un instante pero todo en mi quedo subvertido. Cualquiera se enamoraria de ese rostro, cualquiera veneraria a ese rostro, pocos escaparian de tal encanto y, sin embargo, esa mirada me lleno de tristeza. En esa cara no habia un solo rasgo de alegria. Las facciones ocultas bajo el gorro estaban cargadas de una melancolia y de un aire sombrio inopinado. Cuanto dolor habia en esa imagen (aqui lamanto no tener acentos ni signos de admiracion para expresar mis emociones).

Ese dia no pude pensar en otra cosa. Aun ahora la imagen me sigue perturbando. Es facil pensar que la belleza es sinonimo de felicidad y que la gente de rasgos superficialmente estéticos es mas suceptible de ser feliz que aquellos que no estamos dentro de la nocion materialista de la belleza. La mujer que vi era en su totalidad lo mas bello que jamas he visto, ni en las pinturas boticcelianas de Florencia. Y la tristeza que de ella emanaba no era momentanea, ni frivola. Ante mi habia un ser sufriente, si me premiten la expresion. Tuve un sentimiento que me ha conmovido hasta en sueños. Qué dolor conocia esa muchacha. Qué maldicion acosto su belleza en el fango, como diria Diaz Miron. Nunca lo sabré.

Quede en los anales de la nada este encuentro fortuito; yo levantaré mi vaso con Efrain Huerta una ultima vez por ese cumulo de belleza y sentimiento. No hay nada mas bello que el dolor sincero por sobre todas las cosas de por si bellas. Acaso no es también bello el sufrimiento? Por la muchacha triste, amigos mios.

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